Han pasado 29 desde la primera vez que me colgué de una cuerda, y fue en el ESCALODROMO - CARLOS CARSOLIO el primer escalodromo que se abrió en México, sentí el vacío bajo mis pies fue algo increíble para mi ver paredes tan altas y y el vértigo me obligó a decidir entre huir o respirar profundo. Porque, no sabía en ese momento que estaba empezando un camino que iba a transformarme, no solo como atleta, sino como persona. Porque la primer pared que subí y llegue hasta el techo me paralize de que una había llegado y dos como iba a escalar un techo. Bien recuerdo que cuando salí de mi primer dia en ese rocodromo me senti super cansado y con mucha alegría de que pude llegar hasta arriba y de que se me había facilitado pienso yo la escalada pero también sentí muchísimo miedo de que fuera a caer y mucha adrenalina. En ese entonces solo había un escalador escalando el techo que para mi fue increíble ver alguien colgado completamente de cabeza, eran contados los escaladores que entrenaban pero si había unos 10 escaladores promedio nada que ver a la actualidad la gente que asiste a un centro de escalada.
Durante estos 29 años he entrenado a muchas personas: jóvenes, adultos, principiantes, atletas de alto rendimiento, incluso campeones nacionales. Pero si algo he aprendido es que las verdaderas cimas no están en la roca, ni en la ruta más difícil, ni en el número de medallas. Las verdaderas cimas están dentro de nosotros.
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